Capítulo i
En que se cuenta de dónde salieron los primeros conquistadores
de este Reino, y quién los envió a su conquista, y origen de los
gobernadores de Santa Marta.
Del descubrimiento que don Cristóbal Colón hizo
del Nuevo Mundo se originó el conocimiento de la
India occidental, en cuyos descubrimientos y conquistas
varones ilustres gastaron su valor, vida y haciendas,
como lo hizo don Fernando Cortés, marqués del Valle, en la
Nueva España, el marqués don Francisco Pizarro y don Diego
de Almagro, su compañero en el Pirú, Valdivia en Chile, y
otros capitanes en otras partes, como se ve por sus historias,
conquistas y descubrimientos, entre los cuales se hallan algunos
rasguños o rastros de la conquista de este Nuevo Reino de
Granada; de la cual no he podido alcanzar cuál haya sido la
causa por la cual los historiadores que han escrito las demás
conquistas han puesto silencio en esta, y si acaso se les ofrece
tratar alguna cosa de ella para sus fines, es tan de paso que casi
la tocan como a cosa divina por no ofenderla, o quizá lo hacen
porque como su conquista fue poco sangrienta, y en ella no
hallaron hechos que celebrar, lo pasan todo en silencio; y para
que del todo no se pierda su memoria ni se sepulte en el olvido,
quise, lo mejor que se pudiere, dar noticia de la conquista de este Nuevo Reino, y lo sucedido en él desde que sus pobladores
y primeros conquistadores lo poblaron, hasta la hora presente,
que esto se escribe, que corre el año de 1636 del nacimiento de
Nuestro Señor Jesucristo; para cuya claridad y más entera noticia
de lo pasado, será necesario tomar su origen de la ciudad
de Santa Marta, cabeza que fue de este gobierno, y de donde
salieron los capitanes y soldados que lo conquistaron; a todo
lo cual se añadirá la fundación de esta Real Audiencia, presidentes
y oidores de ella, con los visitadores que la han visitado,
los arzobispos, prebendados de la santa iglesia catedral, de la
muy noble y leal ciudad de Santafé del Nuevo Reino de Granada,
cabeza de este arzobispado y silla de este gobierno, que
habiendo estado sujeta a Santa Marta, hoy tiene por sufragáneo
a su obispo con el de Cartagena y Popayán; y los tres gobernadores
o gobernaciones por muchas partes tienen dependencia
a esta Real Audiencia, y cuando falta gobernador en ellas
por haber muerto, se provee en este tribunal hasta tanto que
de Castilla se provee superior, o sucesor al muerto; y con esto
vengamos a la historia, que pasa así.
Gobernadores de Santa Marta y
este Nuevo Reino
El emperador Carlos v, de gloriosa memoria, nuestro rey y señor
natural, envió a la conquista de la provincia de Santa Marta,
con título de gobernador, a don Rodrigo de Bastidas, dándole
por jurisdicción desde el Cabo de la Vela hasta el Río Grande
de La Magdalena, el cual pobló la dicha ciudad por julio de
1525 años; púsole el nombre que hoy conserva, ora fuese por
haber descubierto la tierra el día de la gloriosa santa, ora por
haber fundado la dicha ciudad en su día.
Los naturales de esta provincia y los primeros de ella, que
fue donde el dicho gobernador pobló, cedieron de paz mostrándose
amigables a los conquistadores, aunque el tiempo adelante
con sus vecinos y otras naciones a ellos cercanas, hubo muy
reñidos reencuentros y costaron muchas vidas sus conquistas,
como lo cuenta el reverendo fray Pedro Simón en sus noticias
historiales, y el padre Juan de Castellanos en sus elegías y escritos,
a donde el curioso lector lo podrá ver.
Poco después de la conquista murió el gobernador don
Rodrigo de Bastidas, por cuya muerte proveyó la Audiencia de
Santo Domingo por gobernador de Santa Marta al licenciado
Pedro Vadillo; que hoy, cuando falta el gobernador en la dicha
ciudad, lo provee la Real Audiencia de este Reino, y lo propio
hace en las de Cartagena y Popayán, hasta que de España viene
gobernador.
Sabida en Castilla la muerte del gobernador y su nueva del
dicho don Rodrigo de Bastidas, el emperador, nuestro señor,
proveyó en el dicho gobierno a don García de Lerma, gentilhombre
de su casa, el cual vino a Santa Marta el año de 1526, y
por su muerte la dicha Audiencia nombró al licenciado Infante,
hasta que de Castilla viniese gobernador.
El año adelante de 1535 dio el emperador este gobierno
por capitulación al adelantado de Canaria, don Pedro Fernández
de Lugo, y a don Alonso Luis de Lugo, su hijo, en sucesión;
los cuales partieron de España al principio del dicho año, en
siete navíos de armada, en que venían mil y cien soldados, con
capitanes y oficiales y soldados.
Llegados a Santa Marta, luego el gobernador, en cumplimiento
de lo que el emperador le había ordenado, hicieron una
entrada a las tierras de Bonda, Matubare, y a La Ramada y al
río de La Hacha, con intento de hacer aquellas conquistas; y no
hallaron la gente que buscaban por haberse retirado, con que
se volvieron perdidos, muertos de hambre y con más de cien
hombres menos de los que llevaban, y gastaron todo el año de
1536 en aquel viaje sin ningún fruto ni provecho.
Como de la salida de los soldados no surtió efecto ninguno,
el adelantado, por cumplir con lo que el emperador le había
mandado, luego por cuaresma del año de 1537, nombró por
su teniente de gobernador al licenciado Gonzalo Jiménez de
Quesada, su asesor, que había venido con él y en su compañía,
y era natural de Granada, para que descubriese nuevas tierras,
con comisión que faltando él, quedase por teniente en el mismo
cargo el capitán Juan del Junco, que era persona principal; el
cual después de hecha la conquista de este Nuevo Reino y fundada
la ciudad de Santafé, cabeza de él y la corte y de la de
Vélez, que fue la segunda, el dicho capitán Juan del Junco pobló
la ciudad de Tunja, que fue la tercera de este Nuevo Reino2.
Salieron de Santa Marta en conformidad de lo proveído
y ordenado, por la misma cuaresma del dicho año,
ochocientos soldados poco más o menos3, con sus capitanes y oficiales,
en cinco bergantines, por el río arriba de La Magdalena,
con mucho trabajo y sin guías, a donde se murieron y ahogaron
muchos soldados hallándose en el río y en sus márgenes
muchos indios caribes, con los cuales tuvieron muchas guazabaras4,
en que murieron muchos soldados flechados de flecha de
hierba y ponzoña, y otros comidos de tigres y caimanes, que
hay muchos en el río y montañas de aquel río; y otros picados
de culebras, y los más del mal país y temple de la tierra; en
cuya navegación gastaron más tiempo de un año, navegando
siempre y caminado sin guías, hasta que hallaron en el dicho
río, hacia los cuatro brazos, un arroyo pequeño, por donde
entraron, y subiendo por él encontraron con un indio que llevaba
dos panes de sal, el cual los guió por el río arriba, y salidos
de él por tierra los guió hasta las sierras de Opón, términos de
Vélez, y hasta meterlos en este Nuevo Reino.
Murieron en el camino hasta llegar al Reino más de seiscientos
soldados, y llegaron a este Reino ciento y sesenta y siete,
entre capitanes y soldados; estos reconocieron la gente que
había en la comarca de Vélez, y lo propio hicieron de los de
Tunja; y de allí se vinieron a esta de Santafé, de donde salieron
a reconocer otras partes y tierras, de las cuales se volvieron a
esta de Santafé, de donde salieron a reconocer otras partes y
tierras, de las cuales se volvieron a esta de Santafé a fundar la
ciudad para que fuese cabeza de las demás que se fundasen en
este Nuevo Reino, como se dirá en sus lugares; y por no dejar
cosa atrás y acabar de tratar de esta antigua gobernación y la
mudanza que tuvo, trataré con brevedad de la de Cartagena y
de su gobernador y conquistador, por cuanto todo esto se comprendía
debajo de la gobernación de Santa Marta, en que se
incluía, como tengo dicho, Santa Marta, el Río de la Hacha,
Cartagena y este Nuevo Reino, que todo tenía su dependencia a
la Audiencia Real de Santo Domingo en la Isla Española, como
se ha visto por lo que queda dicho; por cuanto en muriendo el
gobernador la Real Audiencia dicha le proveía sucesor hasta
que de España S. M. proveía el gobierno.
Volviendo a la gobernación de Cartagena, pasa así.
El año de 15325 el capitán don Pedro de Heredia, natural
de Madrid, pobló la ciudad de Cartagena y conquistó toda su
gobernación; por manera que cinco años antes que saliesen
de Santa Marta los capitanes y soldados a la conquista de este
Reino Nuevo, estaba ya poblada Cartagena y conquistada su
gobernación, aunque no en el todo.
He querido apuntar esto para más claridad en lo de adelante,
y que se entienda mejor la correspondencia que este
Reino ha tenido siempre con la ciudad de Cartagena, por ser
ella la puerta y escala por donde el Pirú y este Reino gozan de
toda España, Italia, Roma, Francia, y la India oriental, y todas
las demás tierras y provincias del mundo a donde España tiene
correspondencia, trato y comercio; pues siendo ella el almacén
de todas, envía a Cartagena, que es escala de todos reinos, lo
que de tan largas provincias le vienen, y esto lo causa el oro y
plata, y piedras preciosas de este Nuevo Reino, que es la piedra
imán que atrae así todo lo demás; y pues Cartagena tendrá
algún hijo que se acuerde de ella para tratar sus cosas, quiero
volver a la narración de lo sucedido en mi patria, como se verá
en el siguiente capítulo.