Gabriel Calarco (editor): La geografía del "Libro de Alexandre" en sus écfrasis

Libro de Alexandre

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Palacio de Poro La obra del palaçio non es de olvidar, 2119 maguer non la podamos dignamente contar: por que mucho queramos la verdat alabar, aún avrán por esso algunos a dubdar. El logar era plano, ricament’assentado, 2120 avondado de caça, siquiere de venado; las montañas bien çerca, do paçié el ganado; verano e ivierno era logar temprado. Fueron de buen maestro los palaçios assentados: 2121 fueron maestramente a quadra compassados; en peña viva fueron los çimientos echados: por agua nin por fuego non serién desatados. Eran bien enluzidas e firmes las paredes; 2122 non le ý fazién mengua sávanas nin tapedes; el techo era pinto a lazos e a redes, todo de oro fino, como en Dios creedes. Las puertas eran todas de marfil natural, 2123 blancas e reluzientes como un fin’ cristal; los entalles, sotiles; bien alto el poyal. ¡Casa era de rëy, mas bien era real! Quatroçientas colupnas avié en essas casas, 2124 todas de oro fino, capiteles e basas: non serién plus luzientes, si fuessen bivas brasas, ca eran bien broñidas, bien planas e bien rasas. Muchas eran las cámaras, todas con sus sobrados; 2125 de çiprés eran todos los maderos obrados: eran tan sotilment’ entre sí enlazados que non entendié omne dó eran empeçados. Pendié de las colupnas derredor de la sala 2126 una muy rica viña de mejor non nos cala: levava fojas d’oro, grandes como la palma ¡querría aver las mías tales, sí Dios me vala!. Las uvas de la viña eran de grant femençia: 2127 piedras eran preçiosas, todas de grant potençia; toda la peor era de grant manifiçençia ¡el que plantó la viña fue de grant sapïençia!. Como entre las uvas son diversas naturas, 2128 assí eran las piedras de diversas figuras: las unas eran verdes; las otras, bien maduras ¡nunca les fizo mal gelo nin calenturas!. Allí trobarié omne las unas tardaniellas; 2129 las otras migaruelas, que son más tempraniellas; las blancas alfonsinas, que tornan amariellas; las alfonsinas negras, que son más cardeniellas. Las buenas calagrañas, que se quieren alçar; 2130 las otras molejas, que fazen las viejas trotar; la torrontés umorosa, buena pora’l lagar; quantas non podrié omne dezir nin agrimar. Dexémosvos la viña que era muy loçana, 2131 que levava vendimia tardana e temprana; digamos de un árvol que sedié en la plaça, que yazié ý riqueza fiera e adïana. En medio del enclaustro, logar tan acabado, 2132 sedié un rico árvol en medio levantado: nin era müy gruesso nin era muy delgado; de oro fino era, sotilmente obrado. Quantas aves en çielo han vozes acordadas, 2133 que dizen cantos dulçes, menudas e granadas, todas en aquel árvol pareçién tragitadas, cadauna por su natura, de color devisadas. Todos los instrumentes que usan los joglares, 2134 otros de mayor preçio que usan escolares, de todos avié ý tres o qüatro pares, todos bien atemprados por formar sos cantares. A la raíz del árvol, bien a quinze estados, 2135 vinién unos cañones que yazién soterrados: eran de cobre duro, por en esso lavrados; todos eran en el árvol metidos e soldados. Sollavan con bufetes en aquellos cañones; 2136 luego dizién las aves cadaúna sus sones: los gayos, las calandrias, tordos e los gaviones; el rossiñol, que diz’ las fermosas cançiones. Luenga serié la conta de las aves contar 2137 la noche va viniendo: quiérovos destajar. ¡Ya non sé quál quisiesse de las otras echar, qüando la çigala non quiso olvidar! Volvién los estrumentes a buelta con las aves; 2138 modulavan a çierto las cuerdas e las claves: alçando e primiendo, fazién cantos süaves, tales que pora Orfeo de formar serién graves. Allí era la música cantada por razón: 2139 las dulçes deballadas, el plorant’ semitón’, las doblas, que refieren cuitas del coraçón, bien podién tirar preçio a una prosiçïón. Non es en el mundo omne tan sabidor 2140 que dezirvos pudiesse quál era la dulçor: ¡mientre omne viviesse en aquella sabor non avrié set nin fambre, nin ira nin dolor! Podédesvos por otra cosa maravillar: 2141 si quisiesse, las medias solas farié cantar; si quisiesse, la terçia; si quisiesse, un par. ¡Sotil fue el maestro que lo sopo lavrar! Óvolo Alexandre por fiera estrañeza: 2142 dixo que nunca viera tan estraña riqueza. Todos tenién que era muy adapte nobleza: nunca avién oído de tan noble alteza.