Armas de Alejandro
Allí fueron aduchos adobos de grant guisa: 90
bien valié tres mill marcos o demás la camisa;
el brïal non serié bien comprado por Pisa;
non sé al manto dar preçio por nulla guisa.
La çinta fue obrada a muy grant maestría: 91
obrola con sus manos doña Filosofía;
más vale la fiviella que toda Lombardía
¡más vale, segunt creo, un poco que la mía!—.
Qualquier de los çapatos valié una çibdat; 92
las calças, poco menos, tanto avién grant bondat;
quisquier’ querrié las luvas más que grant heredat:
nunca qui las oviesse cadrié en mesquindat.
Este adobo toviera su madre condesado; 93
al rey Felipo fuera en presente embiado,
e fueles muchas vezes en sueños demostrado
que non fuesse nul omne de vestirlo osado.
La espada fue rica, que fue muy bien obrada 94
fízola don Vulcán: óvola bien temprada—;
avié grandes virtudes, ca era encantada:
¡la part’ do ella fuesse nunca serié rancada!
Non es ningún mercádor nin clérigo d’escuela 95
que pudiés’ poner preçio a la una espuela;
oviera Alexandre dallén’ mar una avuela:
en donas ge las dieron quando fuera moçuela.
La obra del escudo vos sabré bien contar: 96
ý era debuxada la tierra e el mar,
los regnos e las villas, las aguas de prestar,
cascuno con sus títulos por mejor devisar.
En medio de la tavla estava un león 97
que tenié yus’ la garfa a toda Babilón:
¡catava contra Dario, semejava fellón,
ca vermeja e turvia tenié su visïón!
Tanta echava de lumbre e tanto relampava 98
que vençié a la Luna e al Sol refertava:
¡Apeles, que nul omne mejor d’él non obrava,
por mejor lo tenié quanto más lo catava!
¡Que non digan que bafo!: aún quiero tornar 99
la virtut de los paños de cadauno contar,
e si me bien quisieren a derechas judgar,
dirán aún que poco las sope preçïar.
Fizieron la camisa dos fadas so el mar; 100
diéronle dos bondades por bien la acabar:
quisquier’ que la vistiesse non se pudiés’embebdar
e nunca lo pudiés’ luxuria retentar.
Fizo la otra fada terçera el brïal; 101
quando lo ovo fecho, diole muy grant señal:
quienquier’ que lo vistiesse fuesse siempre leal;
frío nin calentura nunca’l fiziesse mal.
Quisquier’ que fizo el manto era bien mesurado: 102
non era grant nin chico, nin liviano nin pesado;
tod’omne que lo vistiesse non serié tan cansado
que non folgasse luego, en su virtut tornado.
Demás, qui lo toviesse perdrié toda pavor; 103
siempre estarié alegre, en todo su sabor.
¡Manto de tan grant preçio e de tan grant valor
bien convinié que fuesse de tal emperador!
Ovo el rey Filipo este manto ganado 104
otro tiempo, quando ovo a Serses arrancado;
perdiolo él enant’, como omne malfadado;
¡si non, tan mala guisa non fuera aontado!
Quiero de la correa un poco renunçiar 105
en pocas de palabras lo cuedo estajar—:
qui la toviesse çinta, según oí contar,
de nenguna postema non podrié peligrar.
Quiérovos esponer la bondat del escudo: 106
fecho fue de costiella d’un pescado corpudo;
no’l passarié fïerro —¡non serié tan agudo!—;
cavallero que lo toviés’ non serié abatudo.
Si lo avié el braço, sí lo avié l’espada: 107
¡era la maledita de guisa adonada
que quienquier’ que colpava sola una vegada
en escudo ajeno nunca darié lançada!