Descripción de Asia
La materia nos manda por fuerça de razón; 276
avemos nós a fer una desputaçión:
cuémo se part’el mundo por triple partiçión,
cuémo faze la mar en todas división.
El que partió el mundo fízolo tres partidas; 277
son por braços de mar todas tres divididas;
la una es mayor; las otras dos, más chicas;
la mayor es calient’ e las dos, más frías.
Más de la meatad es contra Orïente: 278
fízola una suerte el Rey Omnipotente;
las otras dos alcançan por medio Oçidente:
fiende la mar por medio ad ambas igualmente.
Es clamada por nombre Asïa la primera; 279
la segunda, Europa; África, la terçera:
tiene el cristianismo a Europa señera;
¡moros tienen las otras, por nuestra grant dentera!
Qui asmar’ cuémo yazen las mares, de quál guisa 280
la una que comedia, la otra que quartiza—,
verá que tien’ la cruz essa figura misma,
on’ devién los incrédulos prender la mala çisma.
Dexemos de las otras: de Asia nós contemos; 281
a lo que començamos, en esso nos tornemos;
lo uno que leyemos e lo ál que oyemos,
de las mayores cosas recabdo vos daremos.
Aún, de sí misma, ave bondat estraña: 282
ave mucho buen río, mucha buena montaña;
de panes e de vino, non ha tierra calaña.
¡El bien que d’ella dizen non es sinon fazaña!
Tanto tiene Asïa cuemo todo lo ál 283
aún un poquïello passa de la señal—,
ond’asmó Alexandre un seso natural:
¡que, si prisiesse essa, avrié todo lo ál!
Es más rica de todas Asïa, e mayor; 284
aún, cuemo es buena, devié seer mejor:
devienle reverençia todas dar, e honor,
ca ý naçió don Christus, el nuestro Redemptor.
Dent’ fueron los patriarcas, omnes de santa vida; 285
otrossí los profetas, una gent’escogida;
fue del Fi de la Virgen la su sangre vertida:
por ent’ fue la fallençia de Adam redemida.
Toda Santa Iglesia dent’ priso el çimiento; 286
dent’ fueron los apóstolos, un honrado conviento;
pero a Ëuropa Dios le dio alçamiento,
ca es Roma cabeça de tod’ordenamiento.
Ixen del Paraíso las quatro aguas santas; 287
ý son las buenas piedras jaspes e dïamantas;
en India es do son las grandes elefantas,
do sembran dos vegadas e cogen otras tantas.
Cáucaso, un mont’alto, li yaz’en un rencón 288
—cuemo dizen, en part’ yaze de Septentrión—;
náçenle muchos ríos cabdales en fondón,
mas Indos es más frío de quantos que ý son.
En Asia yaz’Asiria, tierra muy abondada; 289
Frigia e Panfilïa, que non le deven nada;
allí son Persia e Media, regnos de fuerte entrada;
non merez’ Mesopótamia que sea olvidada;
Babilonia la magna, que todo el mundo val’, 290
que val’ más que un regno que es emperïal;
Caldea, que es tierra de todo comunal;
ý son Saba e Siria, buenos uno con ál;
Arabia, do a Cristo vinieron con pitança, 291
quando fizo en los niños Herodes la matança;
Armenia, que al çielo tañe por demostrança
el arca de Noé, do fizo la folgança;
Egipto, do los fijos de Israel ixieron; 292
el monte de Sinäi, do la Lëy prisieron;
el desierto do muchos años estovïeron,
do muchas sorrostradas e porfaçio ovieron;
la tierra de Judea, que es mejor de todas, 293
do con Santa Iglesia Cristo fizo las bodas;
esta, con Palestina, deve atar las otras:
contra esta, las otras devién seer devotas.
Otras ý ave muchas que contar non sabría; 294
aunque lo sopïesse, nunca lo cumpliría,
ca serié grant estoria e luenga ledanía.
Mas tornemos al curso mientra nos dura’l día.